Después de leerme "Aventuras empresariales. Doce cuentos clásicos sobre Wall Street" de John Brooks, libro recomendado por Bill Gates y Warren Buffet he decido hacer una serie de entradas con las mejores citas de cada uno de los cuentos.
La fluctuación
Confusión de confusiones, escrito por un mercader y financiero hispano-judío
Este es un libro que tengo pendiente de leer.
La crisis pasó en tres días, pero no hace falta decir que las consecuencias duraron mucho más.
Una de las observaciones de De la Vega sobre los operadores de Ámsterdam fue que eran «muy ingeniosos a la hora de inventar razones» para explicar un súbito ascenso o una caída repentina en los precios bursátiles, y desde luego los especialistas de Wall Street necesitaron de todo su ingenio para explicar por qué, en mitad de un excelente año financiero, el mercado había sufrido el segundo mayor desplome de su historia.
Es fácil distinguir a aquellos que juegan a este juego tan sólo por diversión de aquellos que lo hacen movidos por la codicia, comenta De la Vega.
Tras más de una década de beneficios más o menos constantes para tus clientes y para ti mismo, acabas creyendo que eres muy bueno, que lo tienes dominado, que sabes cómo hacer dinero y ya está.
Nunca aconsejes a nadie que compre o venda acciones, porque, cuando la intuición disminuye, hasta el más benevolente de los consejos puede volverse en tu contra.
Por cada centavo que baje el precio del cobre en la Bolsa de Nueva York, el Departamento del Tesoro de Chile perdía 4 millones de dólares.
Las expectativas que se tengan sobre un acontecimiento producen una impresión mucho más profunda [...] que el acontecimiento en sí mismo».) En aquel momento, el hecho de que casi todos estos rumores resultasen ser falsos no fue de mucha ayuda, pues la noticia de la crisis ya se había extendido a todas partes y el mercado bursátil se había convertido en una preocupación nacional.
Perception is new reallity. Hay que luchar contra las fake news
Uno de cada seis adultos tenía inversiones bursátiles.
¿Cual tiene que la proporción ahora?
Gracias a algún tipo de premonición celestial, Merrill Lynch, que se encargaba de más del 13 por ciento de las transacciones públicas del NYSE, acababa de instalar una nueva computadora 7074 —aquella que puede copiar la guía telefónica en tres minutos— y, con su ayuda, fue capaz de mantener sus cuentas más o menos en orden. Otra nueva instalación de Merrill Lynch —un sistema de teletipos automático que ocupaba casi medio edificio y que les permitía mantener la comunicación con las diversas sedes de la entidad— también estuvo a la altura de las circunstancias, aunque se calentó tanto que no se podía ni tocar. Otras entidades tuvieron menos suerte, y en muchas de ellas la confusión acabó imponiéndose con tanta claridad que algunos operadores, hartos de intentar
en vano obtener información actualizada o de contactar con sus compañeros presentes sobre el parqué, simplemente optaron por rendirse y largarse a tomar algo. Irónicamente, como veremos, este comportamiento tan poco profesional seguramente ahorró a sus clientes una buena cantidad de dinero.
Lo que hay que hacer, por tanto, es dejar que te zarandee y te empape, y esperar a que escampe. No debes nunca luchar contra ella, porque no podrás ganar.
Como luchar contra la fluctuación
Cualquier seguidor del sistema antiperistáltico aplicado al análisis financiero hubiera llegado a la conclusión de que sin duda el mercado se estaba preparando para otro desplome. Por supuesto, no fue así.
En términos de J. P. Morgan, el mercado había fluctuado; y en términos de De la Vega, la antiperístasis había quedado demostrada.
Es muy posible que la gente sea cuidadosa durante unos cuantos años más, pero después volverá a crecer la especulación hasta que se produzca un nuevo crac. Y así sucederá hasta que Dios empiece a hacernos menos codiciosos.
Hay que ser muy ingenuo para creer que serás capaz de renunciar voluntariamente al mundo de la bolsa una vez que has saboreado su dulce miel.