tag:blogger.com,1999:blog-1815496379102983141.post874455548678413457..comments2023-09-10T17:46:03.951+02:00Comments on soy_informático: enseñame a serPepehttp://www.blogger.com/profile/05008793476887675684noreply@blogger.comBlogger2125tag:blogger.com,1999:blog-1815496379102983141.post-61218407520791712762008-08-18T18:11:00.000+02:002008-08-18T18:11:00.000+02:00¡Madre mía! que comentario más precioso, lo veo me...¡Madre mía! que comentario más precioso, lo veo mejor que la propia entrada y todo, jejeje. No pongas este tipo de comentarios de manera anónima, date a conocer, que eres un crack.<BR/>Saludos!!!Pepehttps://www.blogger.com/profile/05008793476887675684noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1815496379102983141.post-29213646278313245832008-08-15T19:50:00.000+02:002008-08-15T19:50:00.000+02:00Si se busca se puede aprender de muchas maneras lo...Si se busca se puede aprender de muchas maneras lo que no tiene nunca que hacer una persona es resignarse a lo que le enseñan.<BR/><BR/>PAPÁ OLVIDA<BR/><BR/>Escucha, hijo: voy a decirte esto mientras duermes, una manecita metida bajo la mejilla y los rubios<BR/>rizos pegados a tu frente humedecida. He entrado solo a tu cuarto. Hace unos minutos, mientras leía mi<BR/>diario en la biblioteca, sentí una ola de remordimiento que me ahogaba. Culpable, vine junto a tu cama.<BR/>Esto es lo que pensaba, hijo: me enojé contigo. Te regañé cuando te vestías para ir a la escuela, porque<BR/>apenas te mojaste la cara con una toalla. Te regañé porque no te limpiaste los zapatos. Te grité porque<BR/>dejaste caer algo al suelo.<BR/>Durante el desayuno te regañé también. Volcaste las cosas. Tragaste la comida sin cuidado. Pusiste los<BR/>codos sobre la mesa. Untaste demasiado el pan con mantequilla. Y cuando te ibas a jugar y yo salía a<BR/>tomar el tren, te volviste y me saludaste con la mano y dijiste: " ¡Adiós, papito!" y yo fruncí el entrecejo y te<BR/>respondí: "¡Ten erguidos los hombros!"<BR/>Al caer la tarde todo empezó de nuevo. Al acercarme a casa te vi, de rodillas, jugando en la calle.<BR/>Tenías agujeros en las medias. Te humillé ante tus amiguitos al hacerte marchar a casa delante de mí.<BR/>Las medias son caras, y si tuvieras que comprarlas tú, serías más cuidadoso. Pensar, hijo, que un padre<BR/>diga eso.<BR/>¿Recuerdas, más tarde, cuando yo leía en la biblioteca y entraste tímidamente, con una mirada de<BR/>perseguido? Cuando levanté la vista del diario, impaciente por la interrupción, vacilaste en la puerta. "¿Qué<BR/>quieres ahora?" te dije bruscamente.<BR/>Nada respondiste, pero te lanzaste en tempestuosa carrera y me echaste los brazos al cuello y me besaste,<BR/>y tus bracitos me apretaron con un cariño que Dios había hecho florecer en tu corazón y que ni aun el descuido<BR/>ajeno puede agotar. Y luego te fuiste a dormir, con breves pasitos ruidosos por la escalera.<BR/>Bien, hijo; poco después fue cuando se me cayó el diario de las manos y entró en mí un terrible temor. ¿Qué<BR/>estaba haciendo de mí la costumbre? La costumbre de encontrar defectos, de reprender; esta era mi<BR/>recompensa a ti por ser un niño. No era que yo no te amara; era que esperaba demasiado de ti. Y medía<BR/>según la vara de mis años maduros.<BR/>Y hay tanto de bueno y de bello y de recto en tu carácter. Ese corazoncito tuyo es grande como el sol que<BR/>nace entre las colinas. Así lo demostraste con tu espontáneo impulso de correr a besarme esta noche. Nada más que eso importa esta noche, hijo.<BR/>He llegado hasta tu camita en la oscuridad, y me he arrodillado, lleno de<BR/>vergüenza.<BR/>Es una pobre explicación; sé que no comprenderías estas cosas si te las dijera cuando estás despierto. Pero<BR/>mañana seré un verdadero papito. Seré tu compañero, y sufriré cuando sufras, y reiré cuando rías. Me<BR/>morderé la lengua cuando esté por pronunciar palabras impacientes. No haré más que decirme, como si fuera<BR/>un ritual: "No es más que un niño, un niño pequeñito".<BR/>Temo haberte imaginado hombre. Pero al verte ahora, hijo, acurrucado, fatigado en tu camita, veo que eres<BR/>un bebé todavía. Ayer estabas en los brazos de tu madre, con la cabeza en su hombro. He pedido demasiado,<BR/>demasiado.<BR/><BR/>En lugar de censurar a la gente, tratemos de comprenderla. Tratemos de imaginarnos por qué hacen<BR/>lo que hacen. Eso es mucho más provechoso y más interesante que la crítica; y de ello surge la simpatía, la<BR/>tolerancia y la bondad. "Saberlo todo es perdonarlo todo."<BR/>Ya dijo el Dr. Johnson: "El mismo Dios, señor, no se propone juzgar al hombre hasta el fin de sus<BR/>días". Entonces. ¿por qué hemos de juzgarlo usted o yo?<BR/>REGLA 1:<BR/>No critique, no condene ni se queje.Anonymousnoreply@blogger.com